Madre hay una sola,como tu ninguna


Este espacio se lo dedicó en especial a mi mamá Luz q es la mejor madre del mundo, que me apoyado siempre en las buenas y en las malas, quiza nunca le dicho lo mucho que la quiero, mamita espero que la pases super el día de hoy y no tomes mucho, te quiero un monton.

Lo importante del día de la Madre

El segundo domingo de mayo es esperado con ansias por todas las madres del mundo. Ese día, en más de 40 países se celebra el "Día de la Madre".

Esta fiesta comenzó en la Grecia Antigua. Pero el festejo en nuestros días se lo debemos a una voluntariosa estadounidense llamada Ana Jarvis, quien perdió a su madre siendo una niña.

El "Día de la Madre" se parece cada vez más a uno de esos tantos "eventos" que tienen "su día" bien especificado en el calendario: el amor, la amistad, el padre, el niño, halloween, el profesor, hasta la secretaria tienen su celebración fijada de por vida.

Grandes eventos en los centros comerciales, ofertas atractivas de regalos, menús especiales, cajas de chocolates, flores por todas partes. Pero, más allá de los excesos de la sociedad de consumo, esta celebración ha servido para reflexionar sobre el sentido de la maternidad y escribir ríos de tinta con experiencias, reportajes, testimonios e historias de madres.

También para reflexionar sobre el delicado estado de la maternidad en estos momentos -tasas muy bajas, leyes laborales que no ayudan, poco esfuerzo de la sociedad por dar cabida a los niños y compatibilizar los numerosos roles de las mujeres- y más que nada, mucho reconocimiento en el papel pero poco en la realidad de una de las experiencias más maravillosas que puede vivir la mujer.

Más allá de las cifras, los sesudos análisis y las profundas reflexiones, nadie puede negar que "madre hay una sola" - como dice la célebre frase -, y que es ella quien mantiene el hogar como tal: como un lugar lleno de afecto, delicadeza, ternura y cuidado.

Que es a ella donde primero acudimos los hijos cuando tenemos problemas; que es la única que sin preguntarnos sabe qué nos pasa y, aunque nos enojemos, siempre podemos contar con ella. Y que, por más errores que cometamos en nuestras vidas, siempre estará ahí para recibirnos de nuevo.
Por eso, se merecen más que una flor, un perfume o un regalo. Se merecen que cada día les demostremos cuanto las queremos y que les digamos qué tan importantes son en nuestras vidas.

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